No podemos vivir si oxígeno en las células y un nivel deficiente de oxígeno causa muchas enfermedades.
En la inhalación captamos el aire exterior para obtener oxígeno para las células y exhalamos dióxido de carbono que es el desecho de la respiración celular.
No somos conscientes de este proceso que funciona en modo automático, pero podemos hacer que se haga de forma consciente. Podemos elegir respirar más despacio o hacer una técnica de respiración concreta.
Si elegimos de forma consciente cómo respirar, enviamos mensajes a nuestro sistema nervioso autónomo que es el que regular nuestro cuerpo.
Con modificaciones de la respiración podemos cambiar nuestro estado emocional, calmar nuestro sistema nervioso, mejorar técnicas de sueño, la concentración.
La mente puede controlar el cuerpo, pero la respiración es capaz de guiar la mente.
Inhalaciones lentas y profundas inducen a estados de calma, pero también deportistas emplean técnicas de respiración para mejorar sus movimientos y la concentración o técnicas para calmar el dolor, etc.
El sistema nervioso regula la memoria con la conexión de neuronas, las hormonas, el sueño…
Por ej. el estrés tiende a que tengamos una respiración torácica, respirando por la boca de forma rápida, lo que activará una alerta en el cerebro. Este estado de alerta se prepara para una acción de emergencia y se podría decir que “apaga todo lo que no sea necesario para esa situación de alarma. Todo los que no sea una preparación para luchar o huir quedará relegado” Por eso notamos que nuestra memoria no funciona bien, nuestro sistema digestivo también funciona mal…
El sistema inmune está demasiado alerta y si el proceso se alarga se desestabiliza o agota.
Este estado de alerta puede ser por algo real o algo provocado por pensamientos, el cerebro no lo distingue.
¿Cómo podemos volver a la calma? Una forma muy eficaz es controlar la respiración, emplear técnicas de respiración que nos puedan llevar a estados de calma.
Unos minutos de respiración profunda entrenan al nervio vago que controla el ritmo cardíaco.
Algunos ejemplos:
-. Respiración 4-4-4.
Hacemos una respiración profunda por la nariz mientras contamos lentamente hasta cuatro, manteniendo el aire dentro sin forzar de forma calmada otros cuatro tiempos. Por último soltar despacio el aire por la boca en otros cuatro tiempos.
Esta respiración puede aplicarse cuatro o cinco veces en cualquier momento para llegar a tranquilizarnos en situaciones estresantes.
-. Para dormir mejor:
Vamos a aplicar otro ejercicio que consiste en colocar la punta de la lengua en el paladar, justo detrás de los dientes inhalando por la nariz durante 4 tiempos, mantenemos el aire sin forzar durante 6 tiempos y lo dejamos salir en otros 6.
-. Ejercicio para equilibrar la mente:
Tapamos un agujero de la nariz y respiramos lentamente por el otro, contamos hasta 8, retenemos el aire contando hasta 4 y tapamos el otro agujero, soltando en 8 tiempos por el agujero que antes teníamos tapado.
Así cambiado de agujero unos cuantos minutos para ayudar a concentrarnos y calmarnos.